Era un reto largamente esperado en la lista de pendientes, y el pasado 9 julio por fin lo pude completar junto al compañero Andy, y de la cual no nos olvidaremos por la belleza y la dureza del recorrido.
El camino más típico de ascender el Castro es desde Lunada o desde el Bernacho, si bien otra vía asequible es desde Estacas de Trueba. Y la última vez que anduve en su cumbre me pregunté, mirando al vacío impresionante de su cara N, si no existiría algún camino que subiera por esa vertiente.
Y existe, claro. Desde Vega de Pas parte una carretera vecinal que llega hasta el barrio de Pandillo, donde dejamos el coche y comienza un sendero, balizado recientemente como PR, que recorre buena parte de la ascensión, hasta las cabañas de Colina.
Inicio: Pandillo 540m.
Vía: cabañas de Colina, arista NW. Descenso por La Capia, cabañas de El Rostro y Ruyemas.
Desnivel positivo: 1.178m.
Tiempo invertido: 7:15h
Cruzamos el puente de piedra y giramos a la derecha, indicado como Praderas de Ruyemas. Comienza la aventura
Nos da un poco la sombra en estos primeros pasos, pero el sol nos va a calentar la cabeza de lo lindo
Todo está esplendorosamente verde, los bosques, las praderas. Es exagerado
A los pocos minutos tenemos la bifurcación hacia los miradores de Valnera, por donde nos dirigimos. Volveremos por las praderas de Ruyemas. Aquí comienza la verdadera subida, debemos superar el cerro de La Vara mediante zigzags hasta alcanzar su cresta
El pequeño valle de Pandillo
Ya calienta el sol en este tramo, y ni una gota de viento. Comemos un poco para que el cuerpo aguante, hoy vamos a gastar mucho
Las laderas y los balcones de esta vertiente del Castro están salpicadas de cabañas de ganado. Nos imaginamos este lugar en invierno, se tiene que acumular más nieve que en toda Canadá (casi)
Tapo el sol con la mano para que se vea algo de la foto. Llegamos a un pequeño llano con dos cabañas, enfrente el Cerro de La Vara y el sendero a seguir. Al otro lado están las cabañas de Colina y el impresionante paredón Norte del Castro Valnera.
El mar a lo lejos. Azul y verde intensos. Todo va quedando abajo, cada vez más pequeño
En lo alto del Cerro de La Vara, un poste indicativo del PR. Asoma La Capia detrás
Y la arista por la cual subiremos, generalmente por su lado derecho
La norte de La Capia. Llegamos a las cabañas de Colina por el escondido sendero, las superamos y enfrentamos el espolón herboso por la izquierda. Nos desviamos un poco y nos metemos en pleno fregao de matorrales y espinos que, junto con el calor, nos hace pasar un rato amargo, pero llegamos a lo alto finalmente, donde volvemos a toparnos con el estrecho caminito
Cabañas de Colina detrás. Andy superando el farragoso y empinado tramo
Ya sobre la arista, ganamos metros con rapidez; este segundo espolón lo atacamos por la derecha. La norte del Castro Valnera nos vigila, en la sombra, imponente
Aunque no lo parezca, se intuye el sendero. Aquí vamos superando varias terrazas en la que alguna pide una fácil trepada
A nuestra derecha contemplamos el camino de descenso. De la proa en la sombra bajaremos por una escondida canal hasta las cabañas de El Rostro, situadas sobre la pradera, y continuaremos el regreso bajando a machete ladera abajo, aún en sombra
Con algo de zoom. Ese tramo se nos va a atragantar. Lo explico ahora porque la cámara dejó de sacar fotos justo antes de bajar la canal de La Capia. El calor era extenuante y el terreno muy irregular, con altas hierbas y matorrales que hacían el descenso fatigoso y nada agradable. Además, las vacas también lo usaban y quedaban, por último, unos buenos tramos de barrazo.
De aquí hasta las praderas de Ruyemas fue una especie de pequeña tortura añadida al esfuerzo de todo lo realizado antes
Pero volvamos a la subida, que nos regala bellas estampas del lado cántabro del Castro Valnera.
Sin palabras
Seguimos con la ascensión de la arista NW que tenemos delante nuestro por el cada vez más imperceptible sendero. Mucha hierba y matojos altos que dificultan el avance. Estamos en pleno verano y todo está a rabiar
Un excelente balcón a los valles pasiegos. Andy quiere traer la tienda de campaña y quedarse aquí unos días. Quizá la próxima vez la traigamos...
Llegamos por fin al collado de Peña Negra tras 2:30h, con La Capia a nuestra derecha y la cual rodearemos a la vuelta, si bien, quien tuviera ganas, se puede coronar y descender por el otro lado. Lo mismo da
Frente a nosotros, el Cubada Grande
Y lo que nos queda aún hasta alcanzar el alto de Los Dojos, cumbre secundaria del Castro Valnera. Sabemos que queda muy poco pero este tramo se hace de rogar
Buena vista desde el alto de lo que hemos hecho hasta ahora, las cabañas de Colina muy abajo y la arista que hemos conquistado
Rodeamos la terraza pétrea que defiende el Alto de Los Dojos por la derecha y lo superamos por un punto débil que encontramos. Ascendemos lo que queda de él y ya tenemos a vista la tan ansiada cima
Menudos cortados!
Cumbre del Castro Valnera 1.718m. en 3:30h desde Pandillo. Simplemente, espectacular. Reto conseguido
Comemos con ganas, hemos pasado bastante calor aunque arriba corre una buena brisa, lo suficiente como para volárseme la gorra al vacío. Mi cogote lo va a recordar unos cuantos días.
Peña Lusa y el puerto de Lunada a lo lejos
Para el descenso existen dos opciones: bajar hasta el collado entre el Castro y el Cubada Grande o retroceder sobre nuestros pasos hasta el collado de La Capia. Esto último es lo que hacemos, bordeando Los Dojos por su izquierda.
Decidimos bordear también La Capia, sin coronar, puesto que andamos algo cansados ya y queda aún mucha tela que cortar. Ambos estamos desentrenados últimamente
Restos de cabañas en el camino hacia el puerto de Estacas de Trueba, otra vía de ascenso al Castro
Despedimos con honores al Castro Valnera, sin duda, hoy ha sido la manera más original, dura, salvaje y solitaria que he subido aquí.
A partir de aquí ya no tengo más fotos porque la cámara se fastidió. Pero a modo de resumen os cuento que el bordeo de La Capia se hizo algo pesado hasta llegar al canal que supera el espolón hasta las cabañas de El Rostro.
Desde El Rostro, a donde llegamos tras 5:40h desde el coche, hasta las praderas de Ruyemas fue un suplicio de calor y mal terreno que a duras penas logramos atravesar a base de pequeñas paradas y tragos de agua (y maldiciones, claro).
Finalmente, de Ruyemas hasta el coche fue otra media hora más llevadera con ratos de sombra a la vera del río Pandillo, enlazando con la subida y finalizando tras 7:15h de una satisfactoria travesía a pesar de todo
Esto ha sido todo, saludos mendizales!!!!