viernes, 9 de diciembre de 2016

Aitzkorri, por caminos alternativos

Siempre es apetecible conocer caminos nuevos que están poco transitados y son casi desconocidos. Incluso en archiconocidas montañas como es el Aitzkorri podemos encontrar accesos a sus cumbres fuera de sus senderos habituales.
En esta ocasión acometemos la subida a la montaña más conocida (que no más alta) de Euskadi partiendo del Santuario de Arantzazu, pero enseguida cogemos un camino empedrado que nos introduce en un maravilloso bosque de hayas, pasando por las campas de Iturrigorri junto al río Arantzazu. Somos cuatro amigos los que nos reunimos hoy, Agus, Fernando, Andy y yo.

Ruta: Aitzkorri, vía Oltza. Descenso por Urbia
Inicio y final: santuario de Arantzazu
Tiempo invertido: 7.30h con descansos
Desnivel de subida: 1.050m

Desde el último parking antes de atravesar la valla metálica, a la derecha parte este camino que desciende hasta el río. Por aquí vamos, bajo las sombras aún
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Enseguida llegamos a las campas de Iturrigorri, donde los frailes echaban sus partidos de fútbol antaño. Aún se conservan las vetustas porterías. Vamos, una especie de Lezama, con varios campos
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El lugar es solitario, frío y sombrío a estas horas, rodeados de hayas desnudas con tupidas campas
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Encontramos piedras con grabados de escudos, curiosas cuanto menos
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Continuamos nuestro camino, apenas ganado altura, encontrándonos con ejemplares de hayas dignas de ser fotografiadas, como ésta
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A la altura de una pequeña presa, conocida como Arbelgaizto, el camino se bifurca y tomamos el que sube por la izquierda, ganando desnivel ya decididamente
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Atravesamos una zona de pinos entre las predominantes hayas. Poco a poco alcanzamos las zonas soleadas y entramos en calor
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Estamos en otoño y la manta de hojarasca cubre el sendero, hay momentos en los que hay que andar con ojo para no perderlo. 
La sensación de caminar por aquí compensa el esfuerzo, no nos hemos cruzado con absolutamente nadie a pesar de ser festivo y nos sentimos un poco privilegiados por ello
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Nuestra idea es llegar al collado de Ollantzu pero nos pasamos sin querer el desvío a la izquierda. Por suerte, éste es un hayedo joven y el bosque está muy limpio, por lo que resulta fácil corregir el rumbo bosque a través y alcanzar el collado sin mayores problemas
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Tomamos un pequeño refrigerio una vez corregido el camino y retomamos el ritmo camino de las txabolas de Ollantzu. Una vez en ellas, bajaremos en dirección a las campas de Oltza por un sendero marcado con círculos amarillos, atravesando una pequeña arboleda
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Otro elegante ejemplar de haya
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En Ollantzu ya se puede divisar y disfrutar de la sierra en su totalidad... El día es espléndido
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El Iraule
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Retrato de recuerdo
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Vamos bajando hacia Oltza tranquilamente, a través de las tupidas landas jalonadas de txabolas que pueblan este bucólico lugar
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Tras este tramo de piedras, accedemos a Oltza
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Urbia es la campa más conocida de toda la sierra pero Oltza, algo más apartada, no tiene nada que envidiar. Reponemos fuerzas unos minutos para afrontar el ascenso final a través del bosque frente  a nosotros que nos depositará en la cresta, pasando junto al desvío del camino que viene de Zalduondo
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Un improvisado columpio, no muy cómodo...
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Seguimos la fila de piedras que nos guía hasta el comienzo del sendero de ascenso por el bosque
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Ganando desnivel
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Parece que por la zona alavesa no levanta la niebla. Aquí arriba el tiempo nos está regalando una jornada excepcional
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Urbia, a lo lejos, y Anboto, Gorbea, Lekanda... en el horizonte
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Desde arriba contemplamos mejor la belleza de Oltza. Todo un acierto haberlo conocido
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Salimos del bosque y el lugar cambia a un caos de roca caliza. Lo que quiere decir que estamos cerca de la cumbre
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Ya vemos la cruz y la ermita de la cumbre, plagadas de mendizales. Cumplimos cuatro horas de ascenso
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Cómo me alegro de haber subido por un camino alternativo y poco conocido. El monte también es variar, explorar y conocer lo desconocido
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A pocos metros de la cumbre, nos asentamos para dar buena cuenta de la comida, alejados del tumulto de la cima. Después nos acercaremos a sacar las pertinentes fotos. 
Si mal no recuerdo, es el mejor día que me ha brindado el Aitzkorri de todas las ocasiones en las que he estado aquí
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Hacia Gipuzkoa y los Pirineos a lo lejos, nevaditos
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Aratz, otra bella montaña
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Sierra de Aitzkorri, con Aketegi, Aitxuri, Iraule y Arbelaitz
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Descenderemos por el camino habitual hacia Arantzazu, por las campas de Urbia y su fonda. Se nos echa un poco el tiempo encima y por hoy ya hemos explorado suficiente
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Nos cuesta unas dos horas en bajar, en modo procesión de semana santa, sobre todo desde la fonda
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Foto - recuerdo con el intrépido inglés
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El resto del descenso, por el archiconocido camino de Arantzazu, lo completamos sin problemas aunque con las piernas algo entumecidas, algunos más que otros, por la falta de regularidad. Pero con estas rutas, escogidas, exclusivas, no hay aburrimiento que valga entre ruta y ruta.
Saludos mendizales! 

martes, 12 de julio de 2016

Castro Valnera, desde Pandillo. Hacia rutas salvajes

Era un reto largamente esperado en la lista de pendientes, y el pasado 9 julio por fin lo pude completar junto al compañero Andy, y de la cual no nos olvidaremos por la belleza y la dureza del recorrido.
El camino más típico de ascender el Castro es desde Lunada o desde el Bernacho, si bien otra vía asequible es desde Estacas de Trueba. Y la última vez que anduve en su cumbre me pregunté, mirando al vacío impresionante de su cara N, si no existiría algún camino que subiera por esa vertiente.

Y existe, claro. Desde Vega de Pas parte una carretera vecinal que llega hasta el barrio de Pandillo, donde dejamos el coche y comienza un sendero, balizado recientemente como PR, que recorre buena parte de la ascensión, hasta las cabañas de Colina.


Inicio: Pandillo 540m.

Vía: cabañas de Colina, arista NW. Descenso por La Capia, cabañas de El Rostro y Ruyemas.
Desnivel positivo: 1.178m.
Tiempo invertido: 7:15h

Cruzamos el puente de piedra y giramos a la derecha, indicado como Praderas de Ruyemas. Comienza la aventura

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Nos da un poco la sombra en estos primeros pasos, pero el sol nos va a calentar la cabeza de lo lindo
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Todo está esplendorosamente verde, los bosques, las praderas. Es exagerado
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A los pocos minutos tenemos la bifurcación hacia los miradores de Valnera, por donde nos dirigimos. Volveremos por las praderas de Ruyemas. Aquí comienza la verdadera subida, debemos superar el cerro de La Vara mediante zigzags hasta alcanzar su cresta
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El pequeño valle de Pandillo
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Ya calienta el sol en este tramo, y ni una gota de viento. Comemos un poco para que el cuerpo aguante, hoy vamos a gastar mucho
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Las laderas y los balcones de esta vertiente del Castro están salpicadas de cabañas de ganado. Nos imaginamos este lugar en invierno, se tiene que acumular más nieve que en toda Canadá (casi)
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Tapo el sol con la mano para que se vea algo de la foto. Llegamos a un pequeño llano con dos cabañas, enfrente el Cerro de La Vara y el sendero a seguir. Al otro lado están las cabañas de Colina y el impresionante paredón Norte del Castro Valnera.
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El mar a lo lejos. Azul y verde intensos. Todo va quedando abajo, cada vez más pequeño
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En lo alto del Cerro de La Vara, un poste indicativo del PR. Asoma La Capia detrás
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Y la arista  por la cual subiremos, generalmente por su lado derecho
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La norte de La Capia. Llegamos a las cabañas de Colina por el escondido sendero, las superamos y enfrentamos el espolón herboso por la izquierda. Nos desviamos un poco y nos metemos en pleno fregao de matorrales y espinos que, junto con el calor, nos hace pasar un rato amargo, pero llegamos a lo alto finalmente, donde volvemos a toparnos con el estrecho caminito
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Cabañas de Colina detrás. Andy superando el farragoso y empinado tramo
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Ya sobre la arista, ganamos metros con rapidez; este segundo espolón lo atacamos por la derecha. La norte del Castro Valnera nos vigila, en la sombra, imponente
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Aunque no lo parezca, se intuye el sendero. Aquí vamos superando varias terrazas en la que alguna pide una fácil trepada
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A nuestra derecha contemplamos el camino de descenso. De la proa en la sombra bajaremos por una escondida canal hasta las cabañas de El Rostro, situadas sobre la pradera, y continuaremos el regreso bajando a machete ladera abajo, aún en sombra
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Con algo de zoom. Ese tramo se nos va a atragantar. Lo explico ahora porque la cámara dejó de sacar fotos justo antes de bajar la canal de La Capia. El calor era extenuante y el terreno muy irregular, con altas hierbas y matorrales que hacían el descenso fatigoso y nada agradable. Además, las vacas también lo usaban y quedaban, por último, unos buenos tramos de barrazo.
De aquí hasta las praderas de Ruyemas fue una especie de pequeña tortura añadida al esfuerzo de todo lo realizado antes
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Pero volvamos a la subida, que nos regala bellas estampas del lado cántabro del Castro Valnera.
Sin palabras
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Seguimos con la ascensión de la arista NW que tenemos delante nuestro por el cada vez más imperceptible sendero. Mucha hierba y matojos altos que dificultan el avance. Estamos en pleno verano y todo está a rabiar
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Un excelente balcón a los valles pasiegos. Andy quiere traer la tienda de campaña y quedarse aquí unos días. Quizá la próxima vez la traigamos...
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Llegamos por fin al collado de Peña Negra tras 2:30h, con La Capia a nuestra derecha y la cual rodearemos a la vuelta, si bien, quien tuviera ganas, se puede coronar y descender por el otro lado. Lo mismo da
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Frente a nosotros, el Cubada Grande
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Y lo que nos queda aún hasta alcanzar el alto de Los Dojos, cumbre secundaria del Castro Valnera. Sabemos que queda muy poco pero este tramo se hace de rogar
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Buena vista desde el alto de lo que hemos hecho hasta ahora, las cabañas de Colina muy abajo y la arista que hemos conquistado
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Rodeamos la terraza pétrea que defiende el Alto de Los Dojos por la derecha y lo superamos por un punto débil que encontramos. Ascendemos lo que queda de él y ya tenemos a vista la tan ansiada cima photo IMGP0036_zpsb9nxinka.jpg
Menudos cortados!
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Cumbre del Castro Valnera 1.718m. en 3:30h desde Pandillo. Simplemente, espectacular. Reto conseguido
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Comemos con ganas, hemos pasado bastante calor aunque arriba corre una buena brisa, lo suficiente como para volárseme la gorra al vacío. Mi cogote lo va a recordar unos cuantos días.

Peña Lusa y el puerto de Lunada a lo lejos
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Para el descenso existen dos opciones: bajar hasta el collado entre el Castro y el Cubada Grande o retroceder sobre nuestros pasos hasta el collado de La Capia. Esto último es lo que hacemos, bordeando Los Dojos por su izquierda.
Decidimos bordear también La Capia, sin coronar, puesto que andamos algo cansados ya y queda aún mucha tela que cortar. Ambos estamos desentrenados últimamente
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Restos de cabañas en el camino hacia el puerto de Estacas de Trueba, otra vía de ascenso al Castro
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Despedimos con honores al Castro Valnera, sin duda, hoy ha sido la manera más original, dura, salvaje y solitaria que he subido aquí.

A partir de aquí ya no tengo más fotos porque la cámara se fastidió. Pero a modo de resumen os cuento que el bordeo de La Capia se hizo algo pesado hasta llegar al canal que supera el espolón hasta las cabañas de El Rostro.
Desde El Rostro, a donde llegamos tras 5:40h desde el coche, hasta las praderas de Ruyemas fue un suplicio de calor y mal terreno que a duras penas logramos atravesar a base de pequeñas paradas y tragos de agua (y maldiciones, claro).

Finalmente, de Ruyemas hasta el coche fue otra media hora más llevadera con ratos de sombra a la vera del río Pandillo, enlazando con la subida y finalizando tras 7:15h de una satisfactoria travesía a pesar de todo
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Esto ha sido todo, saludos mendizales!!!!