Tengo intención de subir, desde el pueblo de Arrazola, en el Valle de Atxondo, al modesto Andasto por la vía Errekaundi, seguir rumbo S al Ipizte y la guinda del pastel, el Anboto, como colofón. Para el descenso me tiro, literalmente, por Anboto Sakona. De una mañanera he sacado una exigente ruta de 1.100m de desnivel, con el joven verdor de las hayas trasmochas a mi vera.
Arrazola 287m
Andasto 805m; 1.15h
Ipizte 1.068m; 1.55h
Anboto 1.331m; 3.15h
Tiempo total invertido: 5.10h
Desnivel positivo: 1.050m
Arrazola, 10.15h. Comienzo algo tarde la excursión, pero tengo todo el día, y éste promete, aunque el Anboto tiene su típica txapela puesta.
Subo por la carreterita comarcal hacia los últimos caseríos, donde se convierte en pista.
Anboto, Frailia a la derecha y la txapela (txapelón, más bien).
Existen marcas de PR en todo el camino, aunque bastante desgastadas, así no hay problema. Un atajo.
A la derecha...
Y al poco, da comienzo la subida verdadera. La pista se convierte en un antiguo camino de piedra tallada, obra de los antiguos habitantes del valle de Atxondo, y discurre a través de un majestuoso hayedo, con el Errekaundi a la vera. Espectáculo!
Ipizte al fondo, siempre lo tengo de cara, rumbo S.
Rincones para la relajación mental.
El camino sale al claro y da vista a las paredes de Anboto, donde tiene Mari su morada.
Voy subiendo por la margen derecha orográfica del riachuelo.
Una foto hacia atrás, el camino es hermoso y tranquilo
Tierra de carboneros, veo varios restos a lo largo del camino.
Joder, coño, qué lugar! Ni en un cuento.
Este verde recién germinado es que es sublime de veras... Voy mirando más tiempo hacia arriba que al camino, el cual va subiendo en plan zigzags a través del hayedo.
Finalmente, sale al claro donde se ubican las peñas de Andasto; una trepadita por ahí y...
Cumbre de Andasto 805m. El hermano Anboto, detrás.
Imponente imagen del Anboto.
Y el Ipizte, plagado de hayas, que me aguarda al S.
Andasto... cumbre modesta; personalidad inmensa.
El Udalatx, la fortaleza gipuzkoana.
Exquisitas vistas las que ofrece el Andasto. Con ellas en mi mente, destrepo la peña y me dirijo al Ipiste por prado herboso, ahí arriba me cruzo con la pista que viene de Zabalandi. Yo me desvío al de nada para internarme en el bosque, siguiendo las casi invisibles marcas amarillas, que me guían a lo más alto.
Las rocas toman protagonismo, terreno incómodo a veces, y exigente.
Orixol a mi izquierda, y el monolito de Leziaga en el centro.
Cumbre del Ipìzte ó Iruatxeta 1.068m. Semiescondida, aunque ofrece una ventana al Orixol.
Trago algo de comida, llevo dos horitas espléndidas, realmente sorprendido por los lugares que he visitado, seguramente estuve algún día de txiki con mi aita, pero no tengo recuerdos de aquello.
Bajando hacia Zabalandi.
Trato de encontrar la Cueva del Cura pero, tras un intento, desisto y pongo mi mente en el rey del Duranguesado...
Collado Zabalandi, otro lugar excepcional. Ipizte y, en segundo plano, Orixol.
Años hace que no ataco el Anboto desde esta vertiente, y decido tomármelo como si fuera la primera vez. Esta inmensa pared da mucho respeto y hay que tratarla con cariño. Desde el collado son 450m de desnivel y el caminillo, primero por tierra y después por caliza, gana metros a base de curvas. Lo pierdo varias veces, pero encuentro pintura rojiblanca que sube en plan directo, sin miramientos.
Algunos hitos al principio, después no veo más.
Un descanso para contemplar las últimas nieves del Gorbeia.
Está claro, no?
Ipizte y Orixol... ya están por debajo de mí.
En plena pared, la piedra ardiente y el cielo azul
Sí, impresiona la caída bajo mis pies. Llevo ya mi media hora desde Zabalandi
Llego, al fin, a la zona de las placas conmemorativas, en plena cresta. El camino discurre por debajo, por la cara S
Y el buzón, a lo lejos, ya es visible
40 minutos de ascenso imparable me lleva subir hasta aquí.
Una fina brisa me da la bienvenida, con restos de las nubes que lamían la cima por la mañana. Gloria
Anboto 1.331m. A sus pies, majestad
Las últimas ocasiones fui recibido con molestos vientos y densas nubes. Hoy todo es radicalmente distinto. La montaña y sus caprichos.
La arista de Frailia y Sakona a la izquierda (por donde sube el Km. vertical)
La cresta del Anboto y Alluitz al fondo. Se van los últimos jirones de bruma. Me despatarro para disfrutar mientras como, qué delicia. Y de nuevo solo. Un odiado lunes.
Unos cuaaaantos minutos después, mochila a la espalda y me tiro por la vía de Anboto Sakona, vertiginoso descenso que me espera, sin piedad para las piernas.
Aún sabiendo que el camino parte de la misma arista Frailia, me desvío por la zona más herbosa, ya que no hay pérdida, y sobre la mitad del descenso, conecto con el sendero que ya no abandono hasta los prados finales.
Un corto destrepe.
La cresta del Anboto se va imponiendo y me envuelve poco a poco
El senderito. Hola qué tal, vas para Arrazola?
El inconfundible Dedo de Pilatos, ofreciendo morcilla.
Frailia, inconmensurable.
Se va terminando la parte más salvaje del descenso...
Es que es majestuoso, de veras.
Anboto Sakona, desde abajo.
Me refresco en la iturri Zabaleta, que viene de perlas para mitigar mi sofocado rostro.
De la misma fuente, parte la pista que, sin desviarme por ningún ramal, me lleva hasta este txoko y, seguido, a un repetidor, visible desde el pueblo.
Alcanzo una carreterita local y bajo por ella, discurriendo junto al cementerio.
Arrazola a la vista.
Han sido cinco horas completas, termino exultante por haber completado esta ruta, sin apenas planificación pero que resulta atractiva se mire por donde se mire.
Saludos mendizales!
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