Una persona amante de nuevas experiencias, de conocer nuevos paisajes, nuevos horizontes, tiene grabado en su cabeza acometer ciertos viajes que algún día realizará, como persona activa y curiosa que debería ser.
Éste, mi viaje de casados, es un "clásico" que últimamente está bastante de moda, puede ser uno de los obligatorios por la cantidad de diferentes entornos que llega a englobar.
A pesar de la distancia, merece la pena comprometer unas semanas de un año para llegar hasta EEUU y ver de primera mano, a fondo o de pasada, sus excelentes landscapes.
En mi caso y el de mi txabala Iran, ávidos desde hacía meses, cogimos los billetes de avión el pasado octubre (ocho meses antes), habiendo comenzado a planificar antes incluso, el largo mes por tierras americanas.
No me extenderé más de lo necesario, centrándome en los parques nacionales que visitamos, aunque el viaje completo fue el siguiente: San Francisco - Lago Tahoe - PN Yellowstone - PN Gran Teton - PN Arches - PN Canyonlands - Page - Bryce Canyon - PN Zion - Gran Cañón - Las Vegas - PN Death Valley - PN Yosemite - San Francisco.
El día 10 junio, tras haber aterrizado en SFO y soportado las colas de la aduana y de la oficina del alquiler del coche, aún nos quedan 300km hasta el Lago Tahoe, donde teníamos reservado un hotelito.
Reventados, y con Iran en pleno ataque de anginas, pasamos dos noches en el pueblo al sur del lago, recuperándonos de las anginas y del jet lag. Al tercer día nos cascamos más de mil kilómetros para acercarnos a las puertas del primer parque del viaje de nuestra vida.
Yellowstone: arde la tierra
El día 13 junio es el de nuestra llegada al Parque Nacional de Yellowstone. Si en reportajes anteriores describía paisajes como inmensos, ésto supera con creces esa denominación. Ésto sí que es inmenso, praderas, ríos, campos extensos, suaves montañas.
Yellowstone es una enorme caldera volcánica, donde las fuerzas internas de la Tierra emergen a la superficie, quemando todo a su alcance. Curiosamente, a su alrededor crecen prados de verde hierba y amplios bosques de pinos, formando un contraste casi imposible. Éste es el parque de los géiseres, de los estanques ardientes (hot springs), de las fumarolas, del azufre.
Faunísticamente no se queda atrás; estamos en territorio de bisontes, alces, cabras montesas, ciervos... y osos. No tardamos en divisar los primeros bisontes al otro lado del río. La sensación es de completa emoción.
Seguimos nuestro lento camino por la carretera del parque, entre cañones y, sobre todo, praderas. De nuevo, una manada de bisontes acapara nuestra atención.
Llegamos a un punto caliente del parque, Norris. Un camino de estructura de madera nos permite adentrarnos en sus entrañas a través de estanques de bellos colores, fruto de los microorganismos termófilos que los habitan. El olor es difícilmente aguantable, pero esa paleta de azules, rojos, verdes, amarillos que vamos viendo nos hipnotizan.
Se mezclan estanques, géiseres, fumarolas por doquier.
Salimos de Norris, llegamos a nuestro camping y visitamos el punto más importante, quizá, del parque. El cañón de Yellowstone y sus dos gigantescas cascadas, la inferior y la superior. Cañón que da nombre al parque por sus paredes amarillentas del azufre y otros minerales. escarpado, salvaje, el río se encajona en el fondo horadándolo cada día. Caen millones de litros de agua.
Un buen punto de observación es el llamado Artist Point.
Cascada Superior.
Y la cascada inferior, más espectacular incluso. Existe un pequeño trail que nos deja en la base de la cascada y poder contemplar el estruendoso espectáculo.
El cañón de Yellowstone.
El día siguiente madrugamos sin quererlo para seguir conociendo el parque, y pronto la mañana nos obsequió con el chapuzón matutino de un oso negro. El primero de los dos que vimos. Con diferencia es el animal que más atracción acarrea entre los visitantes.
Otra zona de estanques hirvientes, Mud Volcano.
La presencia de bisontes se va haciendo más habitual...
A este parque sólo le faltaba un lago... inmenso. Tenía planeado un trail con buenas vistas del lago, pero se había cerrado recientemente debido al poco amistoso encuentro entre un montañero y un oso...
Be bear aware... ya lo dicen los carteles.
Midway Geyser Basin.
Morning Glory Pool, quizás la más bella de todas.
Old Faithful Geyser, el más alto y con mayor frecuencia de actividad.
La Grand Prismatic Spring, la cual no pudimos contemplar en su esplendor debido a la gran fumarola que desprendía y la tapaba continuamente. pero sus colores son los más intensos. Clic aquí.
Parece el apocalipsis...
Los bisontes se acercan tanto que hay que dejarles paso en su lento caminar por el asfalto.
Mammoth Hot Springs, otro punto de estanques al norte de Yellowstone, formando unas terrazas de cal por la caída del agua de brillantes colores claros.
Hicimos un pequeño trail que nos bajaría hasta el cañón más angosto del parque por el Hawk trail, según su propia información, aunque nos quedamos a mitad de la bajada puesto que no calculamos bien las provisiones de agua, por lo que regresamos al coche...
De vuelta al coche por solitarios parajes... Es salirse de los atractivos turísticos a pie de coche y no ver a gente, perderse aquí es perderse del mundo entero.
Grand Teton: la grata sorpresa
Tres gélidas noches en Yellowstone pueden ser pocas para las inmensas posibilidades de senderismo y trekking que ofrece el parque, pero había que marcharse al sur, camino del cercano Grand Teton, pequeño parque con picos que superan los 4.000m y que bien merece un par de días de visita. En nuestro caso hicimos un trail de 14km. a través de un cañón que parte del lago Jenny.
Suele estar denostado por culpa de su vecino, pero merece la pena explorar sus entrañas, sus muchos lagos, y verse rodeado de estos abruptos picos que recuerdan a Alpes y que nada tienen que ver con las amables formas de Yellowstone.
Su mayor altura es el Gran Teton Peak, con 4.197m. de altura.
Gran Teton y el lago Jenny. Hicimos el Cascade Canyon trail, clásico trail del parque.
Jenny lake.
El camino sube suavemente por el Cascade canyon, junto al río, encajonados entre enormes montañas.
Lo dicho, de haberlo sabido, habríamos dedicado un día más a este parque. Sin duda.
Una pequeña sorpresa final, un alce americano pastando tranquilamente entre arbustos, ajeno a los montañeros que lo contemplábamos desde el sendero.
Dormimos en el cercano y genuino pueblo americano de Jackson Hole. Al día siguiente, toca de nuevo carretera camino de los parques nacionales de Arches y Canyonlands...
W muy bonito compañero envidia que nos has dado. esto lo guardas en la retina toda tu vida, veremos la segunda parte un abrazo
ResponderEliminarAlex